Me despojo de la máscara de espejos y comienzo el camino de
la conciencia, con el olor de vida en mis zapatos y la mente vacía.
Convierto los miedos en caballo, nos alimentamos el uno del
otro y avanzamos como flechas.
Curo las heridas de batallas pasadas, equilibro lo
definitivo y lo fugaz.
Me quito la sed con miel, libertad que es un cielo.